Con la mirada puesta en solucionar el grave problema ambiental que resulta del escaso tratamiento posconsumo que reciben las botellas de plástico PET, un investigador brasileño desarrolló un método sencillo que hace posible obtener de ellas un nanomaterial conocido como grafeno tridimensional (3D) o espuma de carbono liviana, con múltiples aplicaciones industriales e hídricas y menor costo ambiental.
La sigla PET se refiere al Polietileno Tereftalato, uno de los siete tipos de plástico comúnmente utilizados en envases y botellas de gaseosa, agua y aceite, cuya degradación natural tarda entre 500 y 800 años.
Para sintetizar el grafeno 3D el método, además de PET, usa una sal: cloruro de amonio, como agente expansivo que al recibir calor genera gases y vapores, haciendo que el plástico se expanda y dé por resultado una espuma.
El compuesto, que utiliza el PET como precursor de carbono, ofrece un abanico de promisorias aplicaciones en varios sectores industriales como obtención de tintas, materiales conductores, compuestos poliméricos y para la fabricación de cemento. También en la purificación, filtración y tratamiento de efluentes industriales, y retención de agua en suelos áridos, aspecto clave en el control de la desertificación.
De bajo costo económico y energético, el método fue probado en diferentes estudios en pequeña escala, y ya cuenta con patente de invención, que lo protege por 20 años. Fue expedida el 23 de mayo de este año por el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial de Brasil, a nombre de la Universidad Federal de Minas Gerais y su inventor, Luiz Orlando Ladeira, profesor del Centro de Tecnología en Nanomateriales y Grafeno y físico senior, con un voluminoso historial académico y de desarrollo productivo.
“Patenté esta ‘tecnología verde’ porque sin duda tiene interés comercial y de desarrollo tecnológico, pero mi mayor deseo es lograr contribuir a sacar este plástico del ambiente en todo el mundo”, dice a SciDev.Net Ladeira, preocupado por las posibles consecuencias de la proliferación de microplásticos de PET en distintos ambientes, como la afectación de la fauna marina y terrestre, y la salud humana.
“Este es el descubrimiento más importante que he hecho a lo largo de mi carrera. Todo un proceso virtuoso (que coloca al PET en el marco de la economía circular) para solucionar un gravísimo problema de la humanidad”, afirma.