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En la vasta y árida meseta de la Puna de Atacama, situada a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, se esconde un ecosistema único que ha capturado la atención de la comunidad científica. Este entorno extraterrestre, hasta ahora desconocido para la ciencia, ha sido documentado por el geólogo Brian Hynek, de la Universidad de Colorado en Boulder, quien sugiere que podría ofrecer una ventana a las primeras etapas de la vida en la Tierra hace 3.500 millones de años, e incluso a la vida en el antiguo Marte.
Un descubrimiento asombroso
El equipo liderado por Hynek se topó con un sistema de lagunas rodeadas de vastas llanuras salinas, un paisaje que jamás había sido descrito en la literatura científica. Este descubrimiento ha dejado perplejos a los investigadores, no solo por la novedad del entorno, sino por lo que alberga en su interior: estromatolitos vibrantes, estructuras formadas por comunidades microbianas que, a lo largo de millones de años, han construido montículos rocosos, similares a los arrecifes de coral.
Estos estromatolitos, según las observaciones preliminares de Hynek, podrían asemejarse a aquellos que existieron durante el período Arcaico Temprano de la Tierra, cuando el oxígeno era casi inexistente en la atmósfera. Este hallazgo convierte a las lagunas de la Puna de Atacama en uno de los ejemplos más cercanos a los primeros signos de vida en nuestro planeta.
Ecosistema en peligro
A pesar de la emoción que rodea este descubrimiento, el futuro de este ecosistema es incierto. Una empresa extranjera ha arrendado la zona para la extracción de litio, lo que podría transformar irreversiblemente el entorno y destruir este ecosistema único. Hynek y su colega María Farías, microbióloga y cofundadora de PUNABIO SA Consultoría Medioambiental, están decididos a proteger estas lagunas y esperan realizar más experimentos para comprender mejor cómo estos microbios sobreviven en condiciones tan extremas.
Un llamado a la conservación
Este hallazgo subraya la importancia de conservar los ecosistemas únicos de nuestro planeta, muchos de los cuales aún no han sido documentados o entendidos en su totalidad. Las lagunas de la Puna de Atacama no solo son un refugio para antiguas formas de vida, sino que también pueden ofrecer pistas cruciales sobre cómo surgió la vida en la Tierra y cómo podría haber evolucionado en Marte. La posible destrucción de este ecosistema sería una pérdida incalculable para la ciencia y para la comprensión de nuestros orígenes.
Este ecosistema no solo es un recordatorio de la rica biodiversidad que existe en los rincones más inhóspitos de la Tierra, sino también un llamado urgente a la acción para proteger lo que aún no hemos comprendido completamente.
