La Ciudad de México ha experimentado un aumento en la actividad microsísmica desde mayo de 2023. Recientes estudios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han revelado que no una, sino dos fallas geológicas podrían estar detras de estos fenómenos: la conocida falla de Plateros-Mixcoac y una nueva identificada en la zona de Barranca del Muerto.
La falla de Barranca del Muerto: un nuevo hallazgo
La investigación publicada en la revista Tectonophysics y difundida por ScienceDirect indica que el microsismo de magnitud 3.2 registrado el 11 de mayo de 2023 no tuvo origen en la falla de Plateros, como se creía, sino en la recientemente identificada falla de Barranca del Muerto, ubicada aproximadamente a 800 metros al sur de Plateros. Esta falla también ha sido responsable de otros sismos recientes en la capital.
Aunque los microsismos han sido constantes desde 2019, los expertos indican que es poco probable que alguno de estos eventos supere la magnitud 4. Sin embargo, el Instituto de Geofísica de la UNAM advierte que la proximidad de ambas fallas podría derivar en interacciones a largo plazo que aumentarían el riesgo de sismos de mayor intensidad.
Un equilibrio temporal entre las fallas
Los científicos sugieren que la coexistencia de ambas fallas ha evitado la generación de microsismos más profundos. Se ha observado que el microsismo de mayo de 2023 en la falla de Barranca del Muerto pudo haber «inhibido» un deslizamiento en la falla de Plateros-Mixcoac, ralentizando su actividad y reduciendo el riesgo de un sismo de mayor magnitud. Este fenómeno permite que el desplazamiento de las fallas sea más gradual y menos destructivo.
Extracción de agua y su impacto en la actividad sísmica
Uno de los factores que podría estar influyendo en la actividad microsísmica de la Ciudad de México es la extracción continua de agua subterránea. Según la UNAM, existe evidencia de que la disminución del agua en los acuíferos puede inducir cambios en la presión de poro, lo que afecta la fricción en las fallas y facilita su deslizamiento. Además, estudios en otros países como Estados Unidos e Italia han demostrado que la explotación de los recursos hídricos puede provocar deformaciones en la superficie terrestre y aumentar la actividad sísmica local.
En el caso de la cuenca del Valle de México, la demanda de agua es alta, con al menos 14 pozos ubicados a menos de un kilómetro de las fallas identificadas. La extracción constante de agua podría estar contribuyendo a la formación de microsismos en la capital.
Un futuro incierto para la estabilidad sísmica de la CDMX
A pesar de que actualmente las fallas geológicas de Plateros-Mixcoac y Barranca del Muerto parecen estar equilibradas en su desplazamiento, la comunidad científica sigue atenta a posibles interacciones entre ellas que podrían generar sismos de mayor magnitud y menor profundidad, lo que incrementaría los daños en zonas densamente pobladas.
La extracción de agua sigue siendo un factor relevante en la dinámica geológica de la ciudad, y aunque no se ha determinado con certeza su relación directa con los microsismos, su efecto sobre la estabilidad del subsuelo es innegable. La investigación y monitoreo de estas fallas continúa, con el objetivo de prevenir y mitigar los riesgos asociados a la actividad sísmica en una de las urbes más grandes del mundo.