Los microplásticos son pequeñas partículas de plástico que tienen un tamaño inferior a 5 milímetros. Estas partículas se encuentran en diversos productos de uso cotidiano, como productos de cuidado personal, ropa sintética, envases de alimentos y bebidas, entre otros. Sin embargo, su presencia en el medio ambiente, especialmente en los océanos, ha llevado a preocupaciones sobre los posibles efectos en la salud humana.
La OPS y la OMS han realizado investigaciones exhaustivas para evaluar el impacto de los microplásticos en la salud. Según sus estudios, se ha encontrado que los microplásticos pueden ingresar al cuerpo humano a través de diferentes vías, como la ingesta de alimentos y agua contaminados, la inhalación de partículas en el aire y el contacto dérmico.
Uno de los principales riesgos para la salud asociados con los microplásticos es su capacidad para acumular contaminantes químicos. Estos contaminantes, como los pesticidas y los productos químicos industriales, pueden adherirse a la superficie de los microplásticos y ser absorbidos por el organismo al ingerirlos. Esto puede provocar efectos adversos en la salud, como alteraciones hormonales, daño al sistema inmunológico y aumento del riesgo de enfermedades como el cáncer.
Además, los microplásticos también pueden causar daño físico en el tracto gastrointestinal, especialmente en el caso de partículas más grandes. Estas partículas pueden irritar y dañar las células del intestino, lo que puede tener consecuencias negativas en la absorción de nutrientes y en la salud intestinal en general.
Es importante destacar que aún existe mucha incertidumbre en cuanto a la magnitud exacta del impacto de los microplásticos en la salud humana. Sin embargo, la OPS y la OMS enfatizan la necesidad de tomar medidas para reducir la exposición a estos contaminantes, tanto a nivel individual como a nivel gubernamental.
En conclusión, los microplásticos representan un riesgo potencial para la salud humana debido a su capacidad para acumular contaminantes químicos y causar daño físico en el tracto gastrointestinal. La OPS y la OMS instan a tomar medidas para reducir la exposición a estos contaminantes y seguir investigando su impacto en la salud para poder tomar medidas de prevención adecuadas